El río Paraná es uno de los más influyentes del sistema de la Cuenca del Plata, por su caudal, por la extensión de su área tributaria y por la longitud de su curso, entre otras características; en los últimos días la represa brasilera reabrió sus compuertas tras casi un año y se logró ver en pocas horas llegar un alivio.
Luego de permanecer cerradas las compuertas del vertero por un largo tiempo, la represa Itaipú Binacional las reabrió con el fin de aportar caudal de agua que permita recuperar navegabilidad en el río Paraná.
Brasil accedió al pedido de Paraguay y de Argentina debido a que la producción hidroeléctrica de esa represa disminuyó en los últimos meses debido a la menor demanda de electricidad en el país vecino, a raíz de la caída de la actividad económica por la pandemia global del COVID-19.
Tras lo dicho es importante reconocer que las variaciones de caudal del río dependen de las precipitaciones. Así pues, el Paraná atraviesa zonas con una gran variedad climática; en el alto presenta una creciente anual durante el verano, mientras que los cursos medio e inferior ven modificado su régimen por los aportes del sus afluentes, provocando una segunda creciente durante el invierno.
El máximo caudal del río se registra hacia fines del verano (febrero–marzo) y el estiaje a fines del invierno (agosto–septiembre)
Finalmente, es necesario reconocer que el Paraná y la cuenca del Plata ocupan el área más poblada e industrializada de América del Sur, y el río vincula, a su vez, las dos mayores áreas económicas del subcontinente: por un lado, el Estado de São Paulo, en el norte y, por el otro, el eje fluvial industrial Santa Fe-La Plata en el sur; esto le otorga al río una gran importancia estratégica tanto a nivel político como económico y lo convierte en la principal vía de integración del Mercosur.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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