Aunque la deforestación es un problema que afecta principalmente al medio ambiente, las consecuencias trascienden a la salud humana debido a que se corre el riesgo de que aparezcan nuevas enfermedades con la tala ilegal de selva.
Según El Espectador, la posibilidad de que los humanos estén más cerca de animales silvestres, puede generar la proliferación de vectores, favoreciendo al mismo tiempo la prevalencia de la malaria y hantavirus.
En territorios como el Amazonas se facilita la transferencia de diversos patógenos de animales silvestres a los seres humanos, con base en estudios realizados en donde se analizaron los problemas y actividades asociados con dicha práctica en este territorio. Además, también se señala que dichos factores dan lugar a la escena perfecta para la aparición y resurgimiento de enfermedades infecciosas que podrían ser peligrosas para el ser humano.
Es necesario resaltar que la transmisión de estas infecciones se pueden limitar si el comportamiento humano decide efectuar dinámicas de prevención, puesto que si un patógeno encuentra condiciones favorables, la infección puede propagarse fácilmente entre los humanos; también se señala que si bien muchos microorganismos tienen un bajo potencial epidémico en humanos, la abundancia de patógenos en algunas regiones como la amazónica contribuye a la aparición de nuevas infeccione por la extensión de su bosque.
Además, dentro de esos factores que apuntan a la propagación de enfermedades se encuentran las altas temperaturas que produce en ocasiones el cambio climático y las precipitaciones constantes que pueden acortar el tiempo de desarrollo de las larvas de los mosquitos y aumentar la proliferación de estos vectores. Con lo anterior, es importante que se continúe tomando conciencia sobre las acciones que alimentan el cambio climático, pues ya pudimos percibir que las consecuencias nos pueden afectar a un corto o largo plazo.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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