Para empezar es primordial entender que el fenómeno del Niño es un evento climático que se genera cada cierto número de años por el calentamiento del océano Pacífico. Sus efectos que son notables debido a los cambios en la atmósfera específicamente en el norte de la región Pacífica y en los departamentos de la región Andina y Caribe; conlleva a que el fenómeno del niño en este 2020 se estudie de manera cercana.
Es relevante mencionar que el ciclo de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) entero dura generalmente entre tres y siete años; sin embargo, el ciclo no es una oscilación regular como el cambio de estaciones, pudiendo ser muy variable en tanto en la intensidad como en su duración.
Ahora bien, por otro lado se dice que las predicciones de los modelos y la opinión de algunos expertos indican que la probabilidad de que se mantengan unas condiciones neutras durante el período de diciembre de 2019 a febrero de 2020 es de alrededor del 65 %, para la temporada de marzo a mayo del presente año, la probabilidad de que se den unas condiciones neutras del ENOS es del 60 % mientras que la probabilidad de que se forme un episodio de El Niño es de casi el 30 % respectivamente.
Apoyando los anteriores pronósticos, según The Jerusalem Post, el Profesor Shlomo Havlin, físico israelí ganador del Premio BIU, explicó que “El Niño afecta el clima global y altera los patrones climáticos normales, lo que como resultado puede llevar a tormentas intensas en algunos lugares y sequías en otros”.
¿Qué quiere decir lo anterior? Para este 2020 en necesario que se enciendan las alarmas ya que existen posibilidades que se presente este fenómeno al final de este año provocando sequías masivas y altas temperaturas en el país.
Sin embargo, transmitiendo a sus personas cercanas mensajes relacionados al uso racional del agua, la energía, las medidas para prevenir la ocurrencia de incendios de la cobertura vegetal, para la prevención de enfermedades y afectaciones por los excesos de radiación directa; se puede prevenir que este fenómeno afecte directamente a la población.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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