La contaminación, es uno de los problemas ambientales que más padece nuestro planeta hoy por hoy; sin embargo, existen diversos tipos de contaminación, en este caso hablaremos de la contaminación lumínica la cual resulta entre otras cosas ser una amenaza constante para la biodiversidad a nivel mundial.
Para empezar, es primordial entender que la contaminación lumínica consiste en el brillo del cielo nocturno producido por la mala calidad del alumbrado de nuestras ciudades, es decir, que enviamos la luz hacia arriba en vez de enviarla hacia el suelo, donde realmente se necesita y es que dedicándonos a iluminar el cielo abusamos de los recursos naturales, agrediendo así el hábitat de animales nocturnos y migratorios.
Si de consecuencias hablamos, la contaminación lumínica genera también un deslumbramiento de los conductores y personas mayores que va en detrimento de la seguridad vial; además, contribuye al cambio climático y a la generación de residuos durante la producción de ese exceso de energía como dióxido de carbono, lluvia ácida, sustancias radiactivas, entre otros.
Con este tipo de contaminación también se alteran los ciclos de diversas especies animales, principalmente de las aves, provocando específicamente un declive de las luciérnagas, especie en la que la función de la luz es la búsqueda de pareja, y el exceso de luz artificial impide que se encuentren y bloquea su sistema de comunicación; es por esto que según lo afirmó el Departamento de Calidad del Cielo del Instituto de Astrofísica de Andalucía la contaminación lumínica se convierte entonces en uno de los factores más importantes de la llamada “apocalipsis de los insectos”, es decir, la pérdida “en los últimos 25 años de alrededor del 75 % de los insectos”.
Finalmente, es importante que cada ser humano haga consciente la necesidad de disminuir la cantidad de luz que consume día a día, para no solo cuidar el medio ambiente sino todas aquellas especies como la pardela, las crías de tortuga marina y las luciérnagas que son afectadas directamente por la contaminación lumínica. ¡Hagamos de este planeta un mejor lugar para los animales!
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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