Una de las preocupaciones medio ambientales que se padece actualmente es la práctica de la minería ilegal en Colombia, la cual le ha estado causando durante años daños irreversibles al planeta. Con el uso de mercurio, la contaminación de las aguas, el deterioro de reservas forestales y territorios indígenas; se estima que en más de 90.000 hectáreas colombianas se practica la minería ilegal.
Dentro de las causas ambientales que esta actividad le genera al medio ambiente se pueden mencionar: daños en la superficie terrestre, liberación de sustancias tóxicas y drenaje ácido de minas que genera evidentes problemas de salubridad, perjudicando enormemente el entorno medioambiental ya que la concentración de estas sustancias conduce a un desequilibrio en las propiedades del suelo y a una devastación progresiva de la flora.
Fuentes oficiales como El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, reportan daños ecológicos por la minería ilegal de oro en 17 departamentos del país, pero la zona más afectada por este mineral es la cuenca del río Caquetá y en el río Apaporis, pues se dice que hasta el 80% de las poblaciones indígenas en esta región están contaminadas por mercurio.
“Es imposible recuperar una ciénaga, laguna o humedal que ya se extinguió porque la biodiversidad allí se termina”, determinan algunos mineros al reconocer este problema sin atenuantes.
Este escenario de ilegalidad e informalidad no solo está afectando al medio ambiente, socialmente tiene un impacto importante puesto que evita el control efectivo sobre las condiciones laborales en que se lleva a cabo la explotación de las minas y por ende se efectúan situaciones de explotación, maltrato laboral y patrocinio de otras actividades ilícitas.
Para este 2020 se prevé llevar a cabo el Nuevo Modelo de Fomento Minero, el cual le permitirá a más de 27.000 mineros del país formalizarse impulsando nuevos proyectos y emprendimientos, favoreciendo a las comunidades indígenas, y ejerciendo control sobre dichas prácticas para fomentar el cuidado al medio ambiente.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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