Aunque pocas veces se escuche hablar del efecto purificador que tiene el ozono en el ambiente, es importante que se reconozca la aplicación de este gas como una herramienta útil para nuestra vida diaria.
Pues bien, es necesario comenzar resaltando que el ozono es un gas que se encuentra presente de forma natural en la atmósfera, el cual posee una característica muy particular y es la inestabilidad o reactividad, y es precisamente esto lo que permite su uso con diferentes fines. Sin embargo, cabe resaltar que el ozono es un compuesto altamente oxidante, siendo así capaz de afectar materiales orgánicos e inorgánicos. Pero ahora bien, como purificador ambiental permite su utilización para el tratamiento y eliminación de diversos contaminantes en distintos ambientes.
Algunas investigaciones relacionadas con el mejoramiento de la Calidad Ambiental Interior, han demostrado que es posible utilizar tanto la luz ultravioleta (UV), como el ozono para eliminar contaminantes de origen orgánico como los microorganismos y olores, también en sistemas de aire acondicionado y depósitos de agua.
Dentro de las ventajas adicionales que se puede mencionar del ozono está que el mantenimiento de estos sistemas es mucho más barato, además es más limpio su uso puesto que no deja residuos y abandona el agua en un plazo de 6 a 10 minutos.
Ahora bien, los beneficios resultan dependientes de ciertas circunstancias como: concentraciones ideales, humedad del medio a ozonizar, el tiempo de ocupación del inmueble y las características del mobiliario. Estos y muchos otros aspectos y aplicaciones que hoy día están en tendencia, permiten asegurar que el uso del ozono tiene como principal restricción la determinación adecuada de todas las variables que van a ser afectadas por la aplicación de un sistema de este tipo ozonizador, por ello es necesario determinar correctamente la dosis e informarse bien con un experto que ayude a evaluar todos los aspectos y posibilidades. Recuerda siempre trascender en la información e ir más allá de los aparentes conceptos.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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