Siendo la sostenibilidad un aspecto que debe hacer presencia en todos los campos de la vida del ser humano, la sostenibilidad en los alimentos se lleva a cabo con el fin de lograr una gestión eficiente y racional de todas las provisiones, para el bienestar de la sociedad actual sin comprometer la calidad de vida de las futuras generaciones.
La sostenibilidad del sistema alimentario ha de ser un objetivo global, puesto que con la comida que se desecha podrían alimentarse alrededor de 2.000 millones de personas, y aún hay 240 millones aproximadamente de individuos que padecen de hambre a nivel mundial; sin embargo, es una cifra que tiende a crecer debido al imparable crecimiento poblacional que se registra.
Las dificultades en el sistema de alimentación se basa en la premisa de producción de alimentos sin límite, la no vinculación a políticas de nutrición o sanitarias, la desregularización del sistema, ya que se rige por las leyes de la economía de mercado y la falta de consideración del impacto ambiental que supone y que cada día influye más en el cambio climático.
Del mismo modo, las prácticas de pesca a veces suelen ser insostenibles y destructivas por eso hay que vigilar el estado de las especies más demandadas, y realizar modos de pesca sostenibles evitando, por ejemplo, la pesca de arrastre. También, la producción de carne es de la misma manera insostenible, pues La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estimó que en 2050 su producción tendrá que llegar a los 470 millones de toneladas (200 millones de toneladas más que en 2007).
¿Qué debemos hacer entonces para promover la sostenibilidad en los alimentos? Suscitar diversas técnicas de producción, incluidos los cultivos intercalados, el reciclado del estiércol y los desechos de alimentos para convertirlos en fertilizantes, y la agrosilvicultura, que reducen el uso de insumos externos y aprovechan al máximo la eficacia de los recursos.
También se debería tener un mayor consumo de carnes de ave, y reducir el de carnes procedentes de ganadería; motivar al consumo de productos de origen ecológico, que hacen un uso más responsable de fertilizantes y pesticidas; una mayor gestión a la hora de hacer la compra, fomentar el autoabastecimiento (con huertos urbanos, por ejemplo), etc.
Juntos podremos llevar a cabo la sostenibilidad en los alimentos para preservar la calidad de vida actual y la de futuras generaciones.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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