Las 3 R es un concepto japonés creado en el 2002 para la implementación de estrategias ambientales a través del correcto uso de los residuos, suscitando el interés de la sociedad y así implementar el reciclaje en su diario vivir; ahora bien, ¿qué significan y cómo se convierten las 3R en un hábito?
Siendo las 3R las iniciales de reducir, reutilizar y reciclar son estos los conceptos básicos de la ecología que nos ayudaran a conservar el ambiente si se ponen en práctica día tras día.
Cuando se habla de reducir, se propone una restricción parcial o total de productos tóxicos y contaminantes. Con la palabra reutilizar se concibe el hecho de volver a utilizar botellas de PET o vidrio para almacenar agua, aceites o alimentos; en lugar de desecharlos. Se recomienda además la compra de líquidos en botellas de vidrio retornables, utilizar el papel por las dos caras, regalar la ropa que te ha quedado pequeña o que ya no usas.
Estas pueden ser conductas que si se repiten sistemáticamente, se convierten en un hábito. En tercer lugar, con la palabra reciclar, esta estrategia busca que las personas sometan los materiales usados o desperdicios a un proceso de transformación o aprovechamiento para que puedan ser nuevamente utilizados.
Actualmente aunque las 3R se encuentren en vigencia, algunos expertos afirman que para lograr un cambio considerable se debe hacer referencia a otros conceptos como, rechazar aquellos productos o materiales que se convertirán en basura; repensar el momento de la compra si realmente es necesario; regresar a distribuidores los artículos cuya vida útil haya terminado, como los teléfonos celulares y electrodomésticos; reformar o reconstruir productos como ropa, zapatos, entre otros para que puedan utilizarse nuevamente y finalmente reconvertir a energía aquellos residuos que no puedan ser reutilizados, pero que sí pueden generar energía a través de su incineración… ¿más hábitos para adquirir? ¡Sí, esa es la idea!
Llevando a cabo estos pequeños pero poderosos hábitos ecológicos ayudarás al planeta tierra a dar un respiro de esperanza.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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