Se debe comenzar mencionando que la infraestructura natural es un sistema interconectado que proporciona servicios o beneficios a las personas, tales como: regulación hidrológica, secuestro de carbono, mitigación de inundaciones, regulación del clima y control de la erosión. Estas zonas naturales y seminaturales resultan importantes también para promover la conservación de la biodiversidad.
La importancia de la infraestructura natural es que gracias a esta las comunidades cercanas a las fuentes de agua pueden realizar actividades de conservación, forestación o reforestación con especies que contribuyan a la regulación, mejora de la calidad o de la cantidad de recursos hídricos. Por ende se contribuye de manera sustancial al desarrollo progresivo de estos territorios.
La infraestructura natural que promueve la regulación hídrica y posibilita el contar con agua segura y saneamiento adecuado, evita además enfermedades humanas, tales como las gastrointestinales.
De otro lado, a partir de allí se debe buscar un encadenamiento de actividades en la comunidad que lleve a mejorar sus ingresos y los acerque al mercado. En suma, proyectos de esta índole buscan acercar a las comunidades con las empresas prestadoras de servicios de saneamiento, canalizando los recursos a través de proyectos que contribuyan a cuidar el insumo de estas.
Sin embargo, se requiere de apoyo para dinamizar esa relación, haciendo que sea beneficiosa para ambas partes, la comunidad y las empresas prestadoras y finalmente para los habitantes de los centros urbanos. Del mismo modo, para abarcar todo estos beneficios se requiere desarrollar capacidades en las comunidades, gobiernos locales y regionales para incorporar los proyectos de infraestructura natural en los presupuestos públicos. Además, se solicitan capacidades para formular proyectos de este tipo.
Finalmente, entidades ambientales reconocen a la infraestructura natural como uno de los principales activos para el desarrollo a nivel nacional e internacional, y de este modo evidenciar su importancia en la sostenibilidad de los servicios públicos asociados a la infraestructura física.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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