En primera instancia es necesario recordar que el desarrollo rural hace referencia a todas aquellas acciones e iniciativas que se llevan a cabo para mejorar la calidad de vida de las comunidades no urbanas.
El desarrollo rural sostenible busca mejorar la formación y el bienestar de los miles de millones de personas), erradicando la pobreza extrema y evitando su migración hacia la marginación de las megaciudades; además, busca lograr una producción agrícola sostenible para asegurar que todos los seres humanos tengan acceso a los alimentos que necesitan y por último proteger y conservar la capacidad de la base de recursos naturales para seguir proporcionando servicios de producción, ambientales y culturales.
Ahora bien, ¿qué se necesita para lograr un desarrollo rural sostenible? se requiere de una buena gestión de la custodia del territorio que mejore así la base económica del medio rural, protegiendo y conservando el patrimonio ambiental y cultural. Además de esto, se deben llevar a cabo los llamados “acuerdos de custodia” entre los propietarios o usuarios del terreno. Estos acuerdos voluntarios, tienen el amparo de un marco legal, donde las entidades de custodia (sin ánimo de lucro) velan por su integridad.
En la mayoría de las veces, este tipo de acuerdos derivan en la creación de bancos de conservación para llevar a cabo más acciones de mejora y de conservación. Los bancos de conservación en Europa tienen su origen en Alemania, llamados land pools, y cuentan con 30 años en funcionamiento.
El logro de estos objetivos no es algo sencillo de cumplir, por eso necesita además de lo anteriormente mencionado, la denominada “Nueva Cultura Rural” para que se logre una transición hacia la sostenibilidad, valorando el papel del mundo rural en la conservación de la naturaleza, creando una cultura de consumo local, propiciando los recursos formativos y de gestionando para una economía sostenible.
Finalmente es importante mencionar que el reto debe consistir en garantizar una dieta sostenible a generaciones presentes y futuras, ofreciendo trabajo estable y sostenible, reduciendo la vulnerabilidad del sector agrícola, y manteniendo la capacidad productiva de los recursos naturales y su capacidad regenerativa.
Por: Luisa Arango – Comunicadora Social y Periodista (UPB)
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